Charlevoix.


El mar y la montaña crean en Charlevoix paisajes grandiosos. En la costa, los cabos se suceden como centinelas en el gran río. Pueblos coquetos anidados en las laderas de montañas o en ensenadas tranquilas. En la carretera se alternan los campos fértiles y los caminos hacia las cimas del interior. La mayor parte de la región fue designada en 1988 reserva de la biosfera por la Unesco. En este territorio celosamente preservado, dos parques nacionales seducen a los amantes de la naturaleza: el Parque Nacional des Hautes-Gorges-de-la-Rivière-Malbaie, con sus valles recortados en el macizo montañoso, y el Parque Nacional des Grands-Jardins, fascinante islote de taiga y de tundra frecuentado por caribúes.


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