Bangkok.


Ciudad llena de contrastes y contradicciones siempre cubierta por el humo del tráfico, del incienso de los templos y de las cocinas al aire libre. Una ciudad donde lo viejo y lo nuevo conviven de forma increible, donde las limusinas comparten carril con esforzados conductores de tuk-tuk, donde los rascacielos dibujan un horizonte salpicado de pagodas milenarias, y en la que se vende artesanía en improvisados tenderetes callejeros junto a brillantes escaparates de Prada o Gucci. Así es Bangkok, un constante pulso entre la opulencia y la sencillez, entre el consumismo feroz y las más ancestrales tradiciones, una ciudad en la que todos encuentran su lugar.